“La vara y la corrección dan sabiduría; mas el muchacho consentido avergonzará a su madre.”
Proverbios 29:15 RVR1960
Cuando se consiente demasiado a los hijos, y los padres encuentran innecesario corregir su conducta adecuadamente, se dan situaciones embarazosas. Desde dar malas contestas, opinar en temas de adultos y creer que son merecedores de todo, hasta sentirse por encima de cualquier norma, hacer berrinches cuando quieren algo o llegar a golpear a los padres, muchos malos comportamientos como estos pueden verse si no se ataja a tiempo y disciplina correctamente a nuestros vástagos.
Sucede que a veces, creyendo que somos padres buenos y comprensivos, deformamos la conducta de los pequeños al no disciplinarlos y enseñarles la manera correcta de comportarse. En este pasaje de Proverbios dice: La vara y la corrección dan sabiduría; mas el muchacho consentido avergonzará a su madre. Padres dóciles existían desde tiempos del rey Salomón y las consecuencias de esto eran visibles desde aquella época. Cuando corregimos malas conductas, no solo evitamos que se conviertan en personas malvadas o de trato desagradable, sino que también los alejamos de peligros que pongan en riesgo sus vidas, y que no observarían si son desobedientes, del mismo modo en que puede traernos dolores de cabeza su comportamiento hacia nosotros cuando seamos ancianos.
Que disciplinemos a nuestros hijos no significa que no los amemos. Por el contrario, precisamente porque los amamos es que debemos corregir su conducta, del mismo modo que el Padre Celestial hace con sus hijos. Pida dirección de Dios para educar a sus hijos adecuadamente, y se convertirán en tu orgullo cuando peinemos canas. ¡Dios te bendiga!
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