“Como ciudad derribada y sin muro es el hombre cuyo espíritu no tiene rienda.”
Proverbios 25:28 RVR1960
Los peores errores y las decisiones más lamentables se toman cuando se está dominado por la ira. Una persona molesta es incapaz de razonar, y la única manera que tiene de actuar es a través de la violencia. Hechos irreversibles, que llegan a terminar en tragedias, han sucedido bajo efectos de la ira.
Vemos en este pasaje de Proverbios que dice: como ciudad derribada y sin muro es el hombre cuyo espíritu no tiene rienda. Una ciudad sin muros en la antigüedad implicaba no tener defensas en contra de los enemigos, y podía ser asaltada en cualquier momento. Mediante un símil de ciudad destruida y sin muros se compara al hombre que no es capaz de controlarse. Tales personas se encuentran expuestas a la invasión de malos pensamientos y tentaciones. En sentido general, no tener rienda implicaría no solo ser alguien iracundo, sino también dado al desenfreno y descontrol.
No analizar las consecuencias de nuestros actos puede traer un final anticipado, o males innecesarios. Dios nos proporciona autocontrol y dominio propio, da paz, y la posibilidad de cambiar nuestra vieja naturaleza. Poniéndonos en Sus manos y dependiendo de él es el único modo de revertir cualquier comportamiento inadecuado y ser capaz de refrenar impulsos que nos hacen mal en vez de bien.
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