Siendo hospitalarios

    “No os olvidéis de la hospitalidad, porque por ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles”

    Hebreos 13:2 RVR1960

    La hospitalidad (gr. φιλονεξία, lat. hospitare) es la cualidad de acoger con amabilidad y generosidad a invitados o extraños.  También es una virtud ejercitada con peregrinos, menesterosos y desvalidos, prestándoles la debida asistencia a sus necesidades. Cuando recibimos una visita en casa, y somos capaces de ofrecerles de lo que tengamos, desinteresadamente y con el ánimo de hacer sentir bien a las personas, practicamos la hospitalidad. Pero también cuando ayudamos a los que no tienen hogar, tienen carencias, padecen hambre, y les ofrecemos alimento, agua, o un refrigerio.

    El autor de Hebreos indica que no se olvide la hospitalidad, porque por ella algunas personas, sin saberlo, hospedaron ángeles, refiriéndose a Abraham (Génesis 18:1-15 RVR1960) y Lot (Génesis 19:1-3 RVR1960). Comienza diciendo no olvidéis, porque, aunque este era un deber que todos conocían, muchos olvidaban practicar. Y alude a que un huésped desconocido puede ser, inesperadamente, portador de un mensaje de Dios para nosotros, o un hermano de la fe, haciéndolo así como si fuera a Cristo mismo al que le brindáramos el servicio, como dice en Mateo 25:35-36,40: “Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí. Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis”.

    Puede suceder que la desconfianza nos aparte de ser hospitalarios. Ciertamente debemos cuidar nuestra familia, pero también debemos confiar en la protección divina. Ayudando a aquellos que quizás no pueden devolvernos el favor, solo demuestra nuestro interés en hacer el bien a otros, demostrar amor fraternal, y no sabemos si a la persona que estamos asistiendo venía en ese momento rogando a Dios por socorro, y somos nosotros canal de bendición para otros. Siendo hospitalarios es otro modo más de dar testimonio de Cristo a otros, y alcanzar almas para Cristo.

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